A pesar de que las técnicas con las que trabajan las y los artesanos normalmente se heredan entre familia, Brian Gregorio refiere en entrevista, que él no proviene de una familia de ceramistas de tradición, sin embargo, fue en la preparatoria cuando ingresó a un Centro de Educación Artística (CEDART) en Oaxaca, cuando descubrió las bases sobre esta técnica ancestral.
Explica que para realizar una pieza siempre parte de una planeación, hace bocetos para ir madurando la idea, con la libertad de hacer cambios en el proceso de producción.
Recuerda que en sus inicios quería dedicarse al Rakú (técnica tradicional oriental de elaboración de cerámica utilitaria, pero se dio cuenta que es una técnica un tanto impredecible, ya que luego de la quema a baja temperatura en un horno, se produce una transformación fisicoquímica que se traduce en la aparición de efectos metálicos, nacarados y cambios sorpresivos del color de las superficies.
“A mi me gusta tener controlado el proceso, con un acabado y cierta textura, es decir, obtener una pieza lo más cercana a lo que me imaginé y, por ello, también me gusta el modelado directo, porque es más escultórico, más lúdico, lo que me permite jugar con el material y la forma”.
Pese a ello, relata, en el día a día recurre a las piezas de batalla “las que nos dan de comer, como las tazas, platos, tequileros, mezcaleros, todo lo que se considera utilitario. Son formas un poco simples por decirlo así, pero en ellas cuidamos mucho los acabados y el esmalte”.
Otra producción que disfruta y que es la favorita de su taller es lo que le llama “arte objeto”, porque si bien son piezas utilitarias, destacan por ese detalle artístico que les ha ayudado a encontrar su espacio entre otros talleres oaxaqueños.
A Brian Gregorio y a su esposa Natalia Bolaños, con quien inicio su taller hace siete años, les interesa mucho la flora y la fauna, por ello es el tema recurrente en sus piezas escultóricas.
“Lo más solicitado es lo utilitario, sin embargo, la idea del taller es llegar a hacer más piezas artísticas y entrar a las exposiciones, porque somos muy inquietos y nuestra finalidad siempre ha sido lo artístico por la satisfacción que nos da hacer nuevas piezas, conocer nuevas formas”.
Para su participación en el Premio Nacional de Cerámica, presentó la pieza Caída libre que es un conjunto escultórico de pájaros, que yacen inertes en placas negras de cerámica, en alusión a las aves que durante sus migraciones se estrellan en los vidrios de los grandes edificios.
Actualmente están preparando más de dos centenares de piezas de aves y nidos para una exposición en coordinación con la Fundación Harp Helú, que se prevé sea exhibida a finales de octubre en el Centro Cultural San Pablo, en la ciudad de Oaxaca.