Una década después del hallazgo, el proyecto está en una nueva etapa: conocer quiénes fueron los sacrificados. Se limpió se consolidó y conservó una muestra de 214 cráneos, en la ceramoteca del Museo del Templo Mayor, sitio en el que se estudian sus rasgos biológicos con el apoyo de los laboratorios de Bioarqueología y Genética de la Escuela Nacional de Antropología e Historia (ENAH).
Lo que comenzó como una excavación preventiva para reforzar un edificio se transformó en un hallazgo sin precedentes. Durante dos temporadas de campo (2015–2017), dirigidas por Raúl Barrera Rodríguez, con Lorena Vázquez Vallín como jefa de campo y Jorge Gómez-Valdés al frente del equipo de antropología física, aparecieron más de once mil fragmentos de cráneos y al menos 650 cráneos completos asociados a una plataforma rectangular de 35 por 12 metros.
Uno de los descubrimientos más impactantes fue la localización de una torre circular de cráneos humanos, de 4.7 metros de diámetro y 1.8 metros de altura, que corresponde a una de las dos descritas por el conquistador Andrés de Tapia. Dichas estructuras fueron adosadas a la plataforma, y construidas con cráneos unidos con cal y argamasa, muchos de los cuales conservan aún rasgos faciales, dentaduras y cavidades oculares.
“El Huei Tzompantli nos brinda una oportunidad única para estudiar el sacrificio humano en el mundo mexica. Aquí confluyen tres tipos de evidencia –arquitectónica, osteológica e histórica–, lo que hace a este hallazgo excepcional”, explica Lorena Vázquez Vallín, jefa de campo del proyecto en un video para el INAH.
Otros análisis, destinados a determinar la movilidad y el lugar de origen de los individuos, se realizan en la Universidad de Georgia (EUA). A la par, se desarrolla un proyecto de ADN antiguo en colaboración con el Instituto Max Planck de Alemania, con la participación del bioquímico mexicano Rodrigo Barquera y el antropólogo Víctor Acuña Alonzo.
“Mientras los cráneos estuvieron en la empalizada, nada los alteró, y eso es relevante. El reto es reconstruir la historia biológica detrás del mito: edades, sexos, enfermedades y orígenes. En esos datos hay una memoria profunda de Tenochtitlan”, señala para el INAH Jorge Gómez-Valdés, coordinador del equipo de antropología física.
Recientemente, el pintor Gustavo Monroy retoma el motivo en un monumental mural que se exhibe hasta el 19 de abril de 2026 en el Colegio de San Ildefonso. Justo Sierra 16, Centro Histórico de la Ciudad de México 06020 México, D.F. Tel. (+52-55) 3602 0000 exts. 1028 y 1076 informes@sanildefonso.org.mx
