Niñas y adolescentes purépechas realizan cortometraje de terror

Talleres de cine comunitario es una iniciativa de formación audiovisual que permitió que niñas y adolescentes de la meseta purépecha de Michoacán tuvieran la oportunidad de crear un cortometraje de terror. Al cursar distintos talleres, las participantes, originarias de las comunidades de Comachuén y Tirícuaro, formaron parte de las distintas etapas de desarrollo del cortometraje; desde la escritura del guion, hasta la filmación de la película titulada Naná Mirinkua.

El proyecto estuvo a cargo de Rosalba López López, Sashenka Hernández Estrada, Vanessa Marín Martínez y Ondine A. A. Rosenthal Sievers, integrantes del Colectivo Semillas Audiovisuales quienes, en compañía de talleristas invitadas, realizaron sus actividades entre los meses de agosto y noviembre de 2022.

La idea detrás de Compartir la mirada: talleres de cine comunitario surgió a partir de la necesidad de llevar los conocimientos y herramientas cinematográficas a niñas y adolescentes de comunidades que no cuentan con espacios educativos y culturales dedicados a atender a este sector de la población.

“Quisimos abrirles otras posibilidades de vida, una pequeña ventanita. Creemos que el cine no es solamente una cuestión de gente con dinero; en la comunidad también podemos hacer cine. No sabemos si de aquí a 10 años alguna de ellas va a seguir haciendo cine, pero ya hay un antecedente, la semilla está plantada”, menciona Sashenka Hernández, integrante del Colectivo.

En un inicio, esperaban que las niñas eligieran retratar a sus comunidades en un documental, sin embargo, optaron por hacerlo a través de una película de terror lo que les permitió recrear una leyenda tradicional purépecha. La historia elegida fue la de la Naná Mirinkua, un ente que engaña a los borrachos para llevarlos al monte y perderlos.

Para las niñas que formaron parte del taller era importante no solo crear un personaje acorde al folclore de sus pueblos, también que los diferentes acentos de sus pobladores estuvieran representados, así lo comparte Vanessa Marín, del Colectivo Semillas Audiovisuales: “La historia se grabó en las dos comunidades, que están a menos en 15 minutos en auto, pero el purépecha es distinto y era importante que se entendiera la diferencia del acento. Las locaciones eran muy especiales para las niñas”.

Para las talleristas era de vital importancia crear un espacio de trabajo en el que las niñas se sintieran seguras y pudieran expresarse libre y creativamente, por lo que los juegos fueron muy importantes.

“Al principio no sabíamos cómo juntarlas porque eran un poquito calladas pero en el momento del rodaje, exploraron y propusieron. Con el uso del equipo hubo talleres previos en los que hicimos pruebas. Cuando alguna de ellas no podía ir, las otras les explicaban; esos ejercicios ayudaron a que en el momento del rodaje tuvieran más soltura”, recuerda Vanessa Marín.

Por consenso de las participantes, el cortometraje Naná Mirinkua será inscrito en distintos festivales de cine para niñas y niños, con la intención de que pueda ser visto por un mayor público. Posteriormente, las encargadas del Colectivo Semillas Audiovisuales buscarán realizar una gira por el estado de Michoacán para que las distintas comunidades puedan conocerlo, incluso tienen previsto liberarlo en internet.

Para más detalles, se puede visitar la página de Facebook del Colectivo Semillas Audiovisuales: https://www.facebook.com/people/Sembradoras-Audiovisuales/100084305197801/